Cartas a Abraham

 Para el contexto: http://ama-ri-lla.blogspot.com/2012/07/emociones-y-letras.html


Tenía unas hojas tono lila y una pluma en frente suyo, estaba sentada en el suelo mirándolas fijamente, intentaba escribir algo, pero no sabía como empezar, si decirle "Hola" o "He leído tu carta y quise responderte". Entonces escribió: 

"Recuerdo la primera vez que te vi, llevabas un jean roto, un saco de esos que tanto me gustaba que usaras, unos tenis y una de tus muchas bufandas. Recuerdo que al instante en el que te vi, me llamaste la atención, que desde ese momento no pude parar de mirarte, de intentar descifrar tu mirada y tus pensamientos. 
Recuerdo que me volteaste a mirar y yo, en el intento de pasar por disimulada quite mi mirada con tan mala suerte que te diste cuenta, y entonces nos quedamos viendo, analizándonos, e inconscientemente sonriendo. No sé cual haya sido tu primera impresión acerca de mi, pero la mía fue, si lugar a dudas que eras un hombre misterioso, y ¡vaya que me gustan los misterios! 
La segunda vez que pasaste por mi camino, supe que no podía ser coincidencia, entonces decidí saludarte, pero tu te adelantaste y tuvimos una pequeña charla, la tradicional, la de presentación, muy aburridora para mi gusto, pero al saber tu nombre todo cambió. En mi mente solo estaba tu nombre "Abraham" repetía. 
Al parecer teníamos gustos similares por aquel parque, yo pasaba frecuentemente por allí y tu también.
La tercera vez que te vi, accediste a tomar un café conmigo y sentados viendo como las hojas caían fue que entendí que eras potencialmente importante en mi vida, empecé a entender tus gustos, a gustarme tus conversaciones, esas que eran tan fluidas y a su vez entretenidas. 
 Al poco tiempo comenzamos a salir y fue en una noche, cuando me invitaste a tu terraza que nos convertimos en pareja, en una pareja común, no esperaba mucho de nuestra relación, continuamente había tenido relaciones fallidas y creía que la nuestra sería igual. 
Pero entonces me demostraste que no lo era, me encantaba salir contigo, parecía una niña pequeña que te extrañaba y que se ponía contenta cada vez que te veía. 
Lo que mas me gustaba de nuestra relación es que nunca existieron las etiquetas, que hacíamos cosas diferentes, que nos teníamos confianza, que nuestros besos eran eternos, que nuestras manos encajaban a la perfección, que eramos felices. 
Y entonces ¿Que nos pasó Abe? 
¿Por qué tuvimos que alejarnos? 
¿Qué hicimos mal? 
Lamentablemente todo terminó, te confieso que duré muchas horas llorando, que intenté olvidarte, pero no he podido y ahora, volver a saber de ti, leer lo que me escribes... No sé como reaccionar. 
Solo espero que estés muy bien, que continúes sonriendo, que sigas siendo ese mismo Abraham de hace unos cuantos años y que me recuerdes, no con dolor, no con tristeza, solo que me recuerdes. Tanto y más como yo lo hago. 
Con amor 
Anne Bennet.

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