Cartas a Anne Parte II

Para el contexto: http://ama-ri-lla.blogspot.com.co/2012/05/palabras-al-viento.html 

El sol resplandecía fuertemente en aquella mañana de verano, y un pequeño rayo de sol iluminaba la cara de Anne con bastante fuerza, entonces ella se despertó. Su almohada estaba algo húmeda, se había quedado dormida llorando. Por un momento pensó que todo habían sido un sueño, pero ella sabia que no era así o por lo menos esperaba que no lo fuera. Entonces vió en el suelo las hojas escritas a mano con tinta negra y continuó leyendo:

(..)  Sé que puede ser díficil leer esto,pero es más difícil para mí, romper este voto de silencio para poder escribirte. Estoy pensando en este momento que tal vez pierda el tiempo escribiéndote esta carta, que tan pronto veas quién es quién te escribe la deseches por temor a sufrir, pero espero que la leas las veces que sea necesario para que entiendas mis mil y unas razones por las cuales te hablo.
Sé que te gusta soñar despierta, que es tu pasatiempo favorito y espero que nunca dejes de hacerlo, pero también quiero que enfrentes la realidad con todas las fuerzas que sé que hay en tu alma y en tu corazón. Que nunca olvides tu esencia, tu personalidad; puedes reírte y pensar que es una ironía puesto que sé que consideras que no la tienes, pero créeme que la tienes, tienes una personalidad increíble y me atrevo a decir que única.
No olvides que eres un mujer hermosa, fuerte y magnífica, que tu sonrisa alegró muchos de mis días en los que por algún motivo no estabas. Que tus ojos grandes y hermosos cada vez que brillaban me daban ánimos, tus abrazos me brindaban más del amor que merecía y tus besos... bueno tu más que nadie sabes como me encantaban tus besos.
Recuerdo aquel día en el que te vi por primera vez y mi fracaso al buscar una forma original y bueno, disimulada de hablarte, una forma casual de decir que me habías parecido muy hermosa y más que eso al tan solo verte me habías interesado de una forma diferente, de querer conocerte, de hablarte y así suene algo extraño de ser parte de tu vida. La verdad nunca me imaginé que tu harías parte de la mía de la forma en la que lo hiciste, pues me atrevo a decir que la transformaste completamente.
Quiero que te concentres más en tus cualidades, en esas cosas que  te hacen sobresalir de los demás, aquellas que te identifican y hace que todos al escuchar algunas de esas palabras te tomen como referencia, sabes que me molesta que tengas bajo autoestima, que te subestimes, que te sientas menos, que no te ames, no te quieras, tal como eres; no sabes como me gustaría poder hacerte entender de una vez por todas que eres, a tu manera, a la manera que a mi y que a muchos nos gusta, PERFECTA. No necesitas ser otra para poder quererte, después de darás cuenta de que eres realmente favorecida por todo lo que a lo largo del tiempo has conseguido.
Recuerda que eres una guerrera, que tienes muchas batallas que enfrentar durante tu larga vida, nunca tengas miedo, no te escondas, no te rindas. Eres una mujer fuerte y luchadora, No lo eches al olvido.
Tengo muchas cosas en mi cabeza que quisiera decirte, y mi mano ya está comenzando a debilitarse por todo lo que he escrito, y aún así no siento que sea suficiente. Sabes que soy un hombre de pocas palabras pero contigo todo lo que no soy, ES.
Tal vez hasta aquí llegaron estas letras, pero la verdad no sé como despedirme, la última vez que lo hice te lastimé terriblemente y tengo miedo de volver a hacerlo, entonces solo te diré un hasta luego con el dolor de mi alma. Espero que estas palabras te sirvan de algo y recuerda que puedes hacer lo que sea con estas hojas, quemarlas, arrugarlas, romperlas, pero no olvidarlas.
Gracias infinitas por todo mi amada Anne, eres todo y más que  lo que alguna vez soñé. Hasta pronto.

Abraham Mounds.


Entonces cerró con delicadeza la carta, tomó el sobre y lo guardó en su cofre de recuerdos, no quería destruirlas sabía que cuando estuviera mal, esas palabras la ayudarían a salir adelante. Sus lágrimas pasaban suavemente por sus mejillas pero a la vez sonreía, se imaginaba a Abe, como le decía de cariño, escribiendo esa carta, la forma en que acomodaba las palabras para que lucieran tan perfectas como lo hizo. Ella lo seguía amando y entonces se le ocurrió una idea...



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